Tonight The Juggle and The Clown!

Te conocí con el maquillaje sobre la cara, reías, por dentro llorabas, había una pena besándote el alma y unas cuantas espinas rompiéndote con tormento. Me quitaba el sombrero al verte actuar, eras el mejor clown de toda la puta ciudad, me quitaba los miedos, un rato, con tu forma de hablar, me quitaban tristeza tus gracias y verte animar.

Una infancia perdida en humo de crack, por cada rincón de tus venas quedaba el recuerdo del ice, quién iba a ti a contarte lo que era la vida, si ya habías nacido y muerto en la misma, nada te sorprendía y durante tu adolescencia comías del suelo los restos del plato de Dios, te reías mientras le mentías a las personas contando una desgracia fingida, a cambio de algunas monedas, sabías muy bien que tu desgracia era peor, pero no te daba la gana impresionar de más, ni que sintieran una lástima total, así que aminorabas la pena actuando con el maquillaje pero sin antifaz.

Bailabas muy solo, la vida es cruel con el que no tiene ni siquiera una moneda de cartón, nadie te acompañaba en el trayecto a ningún lugar, nadie puso jamás su hombro para esperar que lloraras con toda la rabia, nadie te consoló, nadie se interesó, todos se reían o se asustaban al verte pasar, era normal, esa era tu elección día con día, o te reías de tus angustias o te asustabas al sentirlas tan cerca del alma. Preferías reírte, y cuando te echaban a patadas de un finísimo restaurante, no importaba tanto, ya los Dioses y los coros angelicales te habían cerrado las puertas del paraíso, pensabas, por eso vivías el infierno en sangre propia. No sé si tenías razón, sólo sé que sufrías, sólo sé que llorabas sin llorar.

Una tarde de septiembre, ante tus ojos flama infinita de sensualidad, esas caderas tan mágicas y esos ojos de portentoso azul, la mujer que cualquier clown en desgracia desearía tener… And she said: «What the fuck do you expect silly clown? Kiss me all, I’m in the mood today to make you happy.» Accediste con gusto, un caballero payaso no puede titubear ante una damisela de la calle, menos si es artista del malabarismo en los semáforos de la más triste ciudad. En ese hotel de mala muerte, pero de buena acrobacia, daba inicio un espectáculo de dos.

Hubo boda con más de un millón seiscientos mil invitados e invitadas, la mayoría estrellas, la luna, los árboles de aquel bosque, el río, cometas, un tercio de estrella fugaz, una sola promesa y dos amantes tejiendo una historia imperfecta, pero valiente, de amor. No transcurrió mucho tiempo y en casa ahora ya no eran sólo dos, eran tres, una gata muda adoptada, cascabel al cuello y caricias de comer. Faltaba el dinero, faltaba alimento, pero nunca jamás escaseaba la ternura de ese acto imposible, que ambos creaban con la cadencia de amor que habían aprendido en cada sonrisa compartida, en cada beso inocente, en cada mañana abrazados a las ganas de nunca cambiar.

Titular en unos volantes hechos a mano alzada: Tonight The Juggle and The Clown!, un espectáculo de dos que se amaban en verdad, recorrer todas las carpas de la ciudad sin muchas monedas en los bolsillos rotos, pero suficiente pasión y verdad en los corazones para aguantar. Todo un éxito que no recaudaba tantos billetes, pero sí sonrisas, pero sí palabras de aliento de parte de los espectadores. Juntos eran los mejores, juntos no había miedo que resistiera a morirse de risa.

Todo iba tan bien, que no entiendo por qué no pudo quedarse así, vino esa inexplicable e incurable enfermedad hija de puta y se la llevó, no se la llevó exquisita como la encontraste, sino en los huesos, en la piel más delgadita, en los dolores constantes y la agonía incurable. Eclipse total de tu luna un 15 de cuarzo en el mes de octubre, tus lágrimas se acabaron, no hubo más, el mundo se inundó y el desastre natural más triste de la humanidad apareció, con dedicatoria de tus ojos para el diluvio de Dios.

La gata sin maullido a las dos semanas se murió de tristeza o de hambre, no soportaste mucho más y un 15 de rubí en el mes de noviembre, aquel puente sexy de curvaturas malignas, fue testigo de tu último acto, un salto temerario sin retorno, cuenta el viento que tu sonrisa volvió, volvías a los brazos de tu amor, sin titubear saltaste con todas tus venas y al llegar al final no hubo colchón de protección, no hubo red que amortiguara tu caída, y toda esa sangre, que la amó, decoró como un cuadro impresionista los rededores de tu cráneo bellamente destruido.

Estoy seguro de que dos estrellas gemelas sonríen de frente al beso reunido, que una constelación de gata sin maullido ha aparecido en el cielo, que eres tú toda la risa del infinito al lado de tu amada malabarista, que el show apenas comenzó, que nunca les voy a olvidar, ni como se tomaban de la mano al cruzar por calles y avenidas de la ciudad más triste del mundo, misma que con su amor hicieron más admirable. Vivo aún en la misma puta y cara ciudad, aún mi guitarra me cuelga del hombro como entonces, aún escribo los versos que me salen de mis collares y al andar aún te encuentro en la mirada secreta de cada clown ambulante que cruza a mi par.

What the fuck do you expect silly clown? Kiss her lips, I’m in the mood today to see you happy!

© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Historias en Ascuas
Ciudad de Guatemala 18/02/2016

Muchas gracias por sus ojos,
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