Ecos de Canciones Tristes

Tengo en mis huesos marcado a fuego tu nombre,
traigo entre mis cabellos escondidos tus recuerdos,
a veces, desde muy lejos se escuchan ecos de canciones tristes,
pero son ellos… Tus recuerdos deslizándose en mis oídos
como arena en el reloj… Y es el tiempo tan infinito como tu voz.
No hay otros caminos, no existe otro destino,

hay clavadas agujas en cada punto cardinal de mi cuerpo,
imagíname como el mapa de tu planeta, y los sitios marcados en mi piel,
los lugares por descubrir, esos que aunque aún no lo sepas, guardan tesoros para ti…
No hay otros caminos y la brújula de mi corazón lo sabe más que yo.

Avanzo a cuenta gotas por placeres de mi ayer,
en los que me acompañaste, fuimos parte de ese tren,
suicida por encargo es mi pasado, duele fuerte este desorden
que me habita la memoria que no duerme en neceser.

No hay libertad en los remansos, los mares ya no aplauden a mi paso,
me agobia la rutina si se trata de no ser yo, me mata tu distante
tono mortecino, y es secreto a mil oídos el daño cometido.

Yo me escondo entre el guiso de tu cuerpo desnudito,
me deleito con el vino de tu vientre cosidito
a mi sexo asesino, de aburridos días clandestinos.

Encontramos entre tu piel y mi piel un momento a solas,
para ahondarnos en las profundidades de nuestro propio ser,
yo te descubro siendo un ave de majestuosos plumajes,
tú me descubres siendo constelación de estrellas salvajes,
las que se encienden de lujuria y desenfreno cayendo sobre tu cuerpo.

Van las penas a asomarse entre la rendija de los ayeres,
y sin embargo conocerás que días mejores están por amanecernos,
no es otro gramo de paciencia el derramado en vano,
retenme entre tus brazos, apriétame contra tu pecho,
cuando me desarmes y me hagas parte de ti otra vez, no te quedarán dudas.

Por que vivir no es la insatisfacción,
lo es algo que huele a formol,
a muertas flores silvestres
y a caerse para siempre.

Un sonido de amor nos puede salvar,
un punto de fuga y la ebullición
de las tormentas inauditas que nos gritan.

El punto de quiebre será siempre el que nos divida,
baja la guardia, desnúdate de prisa, trae la merienda,
esta noche no negaremos por tercera vez a la estrella,
ni venderemos la mejilla salpicada por su esperma.

Porque vivir no es la insatisfacción,
vivir no lo es, lo es su depresión,
caída libre hacia un vacío sin color,
berenjenas y hortalizas sin sabor,
que vivir no es la insatisfacción,
porque vivir no es la insatisfacción,
es creer en el futuro sin sanar de una vez,
es vivir mendigando lo que fue, y llover,
llover pasado de tristeza y perecer,
pero vivir no es la insatisfacción,
vivir no es la insatisfacción, esta vez no…

Esta vez, quédate a vivirme,
en esta, la primera de todas nuestras mejores noches,
y mañana, al primer sol del florecido alba,
verás mi vida que a puntos se ha cosido a tu espalda,
que este hambre no sólo es de piel, sino también del corazón
y del sabor de los besos que nos damos, siempre con más ardor…
Quédate a vivirme y desnúdame hasta la sombra…

Porque vivir no es la insatisfacción,
vivir no lo es, lo es su depresión…


Este poema es resultado de una colaboración con Ana Isabel, del blog versos en tu piel
Les invito a visitar su blog y a seguirla.


© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Poesía
Ana Isabel – Versos en tu piel
Ciudad de Guatemala 07/04/2016

Muchas gracias por tus ojos y por estar,
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