De Ciento Cincuenta Nopales y Trescientos Boleros Inmersos en Vino

Escribir un poema que hable de vino
derramado en el centro del mar,
de un cometa con destino directo
hacia ningún lugar y, poco a poco, dejar
que sea ese sorbo que una gaviota robó
el que nos salve de la sobriedad, del tacto
del fuego ancestral de estrellas cansadas.

Yo quiero escribir por el resto de mis días
y en mis noches te quiero devorar,
que sean mis caricias toda la poesía
que no te deje dormir y que te haga levitar
por el mundo tranquilo de un nuevo destino
que nada, ni nadie nos pueda quitar…

Quiero escribir el poema más bello del mundo,
grabarlo con tinta en tu espalda, mi amor,
llorar en tu sexo el agua pura de ciento cincuenta nopales,
que las espinas sean sólo aquel mal recuerdo que ya se olvidó.

Yo quiero escribir poesía en tus pies
para que no olvides tu paso en mi piel,
grabarte un camino de rosas doradas
para que no olvides el bronce de cada palabra.
Quiero beberme el alcohol de tu cuello, en tus hombros hablar de silencios,
y quiero llover en tu sexo el agua pura de ciento cincuenta nopales,
que tus cobijas no sean de escarcha, que sean ajuares
de novia bonita que va de mi brazo, cantanto afinada
trescientos boleros inmersos en vino y en cielo de acordes amantes…

Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 05/05/2016

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