De las alas azules de la noche,
un beso impetuoso apareció,
eras tú o en tu ropa esos colores,
quizás nuestros labios y sus roces,
en forma de vino, postrados al candor.
Encendí mi voz para que el bosque
escuchara tranquilo de mi amor,
en un abrazo escondido fuimos oro,
tertulias de fuego y apasionada claridad,
el momento encendido del mayor de nuestros logros…
Fuiste la princesa de aquel césped, de la tempestad,
el barro nada más era un adorno para el agua,
la llovizna algún tipo de magia sideral,
pero hay algo que es cierto y que no niego,
si alguna vez conocí del mundo sus secretos,
fue esa noche dieciocho del mes más frío entre tus velos…
Ya no guardará el silencio aquel secreto
que tallamos en la corteza de un momento,
ya no guardará la noche nuestro cielo,
ni los jilgueros aprenderán a amar, por cierto…
©MESSIERAL | Poesía
Ciudad de Guatemala 01/07/2016
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E-mail: luiseduardo.messieral@gmail.com
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Maravillosas tus letras. Es un placer leerte.
Besos
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Muchas Gracias por Leerme 🙂
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Omggg súper lindo
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Muchas Gracias.
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Como siempre amigo
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Tu blog esta super
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Muchas gracias!
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Un placer
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