Allí donde ocurre el epicentro de tu amor,
como sangre en el ojo de nuestros miedos
se avalancha un mal sueño en el que muero,
tan lejos de tus besos, tan lejos de tu arpegio.
De las alas de un quetzal, su hermosura,
en ofrenda a los altares, para el alfa de los jaguares,
se desprende el aroma placentero de la muerte y su promesa,
quizás no nos vendrá tan mal recomenzar la vida,
sanar la herida y no volver a llorar por las mismas utopías.
Un bolero en vinagre de madera arbolezca
restaurará la mala nota que obtuvimos,
la herida mortal que dejaste en mi pecho
y que sellaron tus labios para dejarme el dolor adentro.
Puede que aprendamos a volar, a ver más el horizonte,
a olvidarnos del suelo y de tantos golpes,
del mal sabor, de la tarde humeante y de este pésimo engranaje.
Quizás podamos al fin comprender,
que para morir no es necesario morirse,
que para renacer no es necesario quedarse…
Que toda solución es arte.
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 19/07/2016
Buen dia. Hermoso poema.
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Espero estés teniendo un excelente día, muchas gracias!
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Si amanece un bonito poema tuyo en mi celular, sera un buen dia.
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Que amable eres, ya comenzaré a publicar con más frecuencia.
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No era mi idea, pero tus poemas son creativos… leeré los que no he leído, mientras llegan tus inspiraciones nuevas. No soy aduladora, lo que es bueno es bueno.
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Muchas gracias 🙂
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Preciosa poesía, saludos…
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Muchas Gracias, Saludos!
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Gracias Messerial, abrazos…
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Asi es
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Omggg así pasa
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