Elizabeth no me puede leer,
no llegó a veintisiete, se quedó en veintitrés
y yo sigo escribiendo, yo le sigo queriendo,
es un ángel que a veces me cuida de mí.
Me enseñó que a veces no hay mañana,
que es ahora cuando debemos vivir,
su sonrisa nos falta como al planeta la paz,
si a caso en su abrazo fuera posible aceptar
que la vida es mejor si se vive, que llorar no va a solucionar
el dolor que inventamos nosotros para lastimar.
Elizabeth se escapó un octubre,
en un lugar mejor ha de pensar
en nosotros como piensan los buenos,
con amor, sin rencor y perdón,
yo quisiera observarla otra vez
y decirle lo hermosa que es,
que el mundo perdió tantos gramos de luz
esa vez que cesó su respiro a trasluz.
Con amor y una enorme sonrisa,
es hermoso poder recordar
tus ojitos de guapa, de niña,
que nunca querré olvidar.
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 30/08/2016
Precioso, profundo y sentido a la vez, abrazos….
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Abrazos.
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Qué duro Luis. Su recuerdo es motor de vida. Un abrazo inmenso.
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