Polvo De Diamante Para Dos

Aquella vez cristales de hielo se precipitaban sobre la piel debilitada de la ciudad, la caminata vespertina esa vez no iba a curar las heridas, el dolor, ni tan amargo sabor. La despedida se nos aproximó de tal manera que no tuvimos tiempo a reaccionar, ni a encontrarle una respuesta, al menos superficial, a todas aquellas preguntas que todavía flotaban como pequeños fantasmas observándonos.

El ingrediente primero podía sentirse, más que sobre la piel, en el centro del alma que adolorido sollozaba. La temperatura de la frialdad ante la ausencia de caricias y del calor de tu cuerpo se había implantado en el centro de mí y de cada uno de los habitantes de los universos que juntos descubrimos. Nuestra canción nunca volvería a devorar de la misma manera dos corazones, como el tuyo y el mío, como el mío y el tuyo, como el nuestro que era uno solo en cada ciudad que juntos conocimos. El frío intenso rodeaba a cada uno de los besos que nos dimos, mismos que agonizaban con tierna desolación, dejando a la respiración descansar de vida.

El ingrediente segundo se presentó borrando nubes y estrellas de los cielos, desdibujando las sonrisas que liberamos al viento cada día de nuestro idilio, no esperaba menos porque siempre supe que las catástrofes existen para desvanecer todo a su paso y tener que estar sin ti es la catástrofe más grande a la que tuve que acudir. Traté de elevar remanentes de tus miradas y de tus besos para que nuevamente existiera la posibilidad de un paraíso lleno de esperanza, pero fue inútil, no lo conseguí y a medida que los minutos transcurrían se iba agrandando el tiempo de ausencia, de vuelos comerciales y de aves, por el celeste brillante y el blanco pragmático del cierzo bajo el que nuestro amor fue parte de él… No te asustes y no hagas tanto caso, es sólo que sin ti, los cielos se han despejado de una forma tan preocupante. Si a ello sumamos el frío insoportable, sabrás que no es tan bueno respirar, no lejos de ti.

El  ingrediente tercero apareció por ocho quintos de siete lágrimas que derramé sobre una fotografía, en la que te volví a encontrar, se escondieron tan precipitadamente en ella con la intención de volver a tocarte la piel, pero fue imposible y la humedad se ha quedado a vivir en mi hogar, que siempre será tuyo, que nunca podrás olvidar. Y aunque por las noches los muebles sigan crujiendo, jamás pensaré que es a causa de entes del más allá porque no existe, para mí el más allá es donde te encuentres, ese lugar secreto a donde el invierno te llevó, para extrañarme tanto como ahora te extraño yo.

Polvo de diamante cuando los amantes, se alejan de tan hermosa ciudad, del universo del que fueron más que una parte y se aproximan a la espiral de seguirse amando sin aceptarlo y sin poderlo evitar…

Y así los gritos, toda la desesperación, el vino agredido, la triste canción, tanto silencio en poemas desnudos, muertes fugaces de cuartos hundidos; ya sin tu cuerpo, sin labios de amor, ya sin el viento, sin tu hermoso candor sólo me queda una vida ojerosa, un mal milagro que no se cumplirá, tantas preguntas sin verdades a medias y polvo de diamante esparcido en mis llagas, y la inmarcesible noción de no poder morir en paz…

©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 30 de octubre de 2,016

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