Observaron sus manos inquietas, sus heridas rebosadas en sangre seca, repletas de tierra y recuerdos alternos; de futuros inciertos y una maldición, deliciosa, que juguetona lanzaba besos como historias.
Al percatarse, el más curioso e incrédulo de la ciudad, muy decidido, hizo con su voz esa pregunta:
—¿Cuál es tu profesión; a dónde van los pasos que marcan tu corazón?
—Soy poeta. De los de verdad. — Respondió —.
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Ciudad de Guatemala 11 de enero de 2,017
Muy hermoso amigo
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Tù lo eres y puedes decirlo. Lo digo en serio. Cuidate y ve por la sombrita.
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