He estado creyendo
en cada manera
que tienes de verlo;
en cada condena
y en cada recuerdo.

No me sorprende
que quieras quedarte
en mitad del invierno,
ni que la noche
te sepa encontrar a punto y en medio…

Porque acariciándote
pude conocerte bien,
besándote el cuerpo
y rozándote, anhelo;
como un querubín boquiabierto
que aprende de ti a pecar en sus sueños.

Sigo esperando que tú
añadas presencia a la luz
que durante todo este tiempo
me tuvo callando todo esto que siento;
y quiero que vengas a verte en mis ojos
a ver si es distinto lo que yo te prometo.

Porque acariciándote
pude conocerte bien,
besándote el cuerpo
y rozándote, cielo;
como un querubín boquiabierto
que aprende de ti a pecar en todo momento…

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Ciudad de Guatemala 6 de septiembre de 2,017