La tercera opinión
descartada por defecto,
porque nadie la pedirá ni la pidió;
la tercera opinión
escondida tras pretextos
y jubilosa insatisfacción.

Si tanto queremos decidir
y que nadie decida por nosotros,
si tanto queremos perseguir
a los que piensan sin la voz
por qué nos convertimos
en uno más de ellos
en un preciso momento sin decir que no.

Y así vamos por el mundo eligiendo un bando
sin detenernos a pensar que cada uno toma una elección,
que no hace falta saber si está bien o está mal
lo que elijan los demás o si es distinto a nuestra forma de pensar…

La tercera opinión,
los desprotegidos,
los de la lluvia en su cartón;
la tercera opinión,
los olvidados,
los que ignorar sin compasión.

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Ciudad de Guatemala 8 de agosto de 2,018