Cuando despiertes y la paz del mundo
te sorprenda como tú me sorprendes,
nacerá otro eco en los trenes
anunciándonos el amor profundo.
Cuando despiertes del dolor inmundo
y me arrebates tus dos claveles
mis lágrimas volverán a sus cauces
para sonreír ya sin este luto.
Y sabremos que sí valió de algo
con la mala muerte entretenerse,
en lugar de buscar comprometerse
con el sinsabor de no someterse
a la fuerza que un sueño merece
antes de cumplir todo lo pactado.
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Ciudad de Guatemala 13 de septiembre de 2,018