No quise perder de vista
ni tu canto, ni tú poesía;
no quise esquivar el día
en el que por fin fuiste mía.
Ser tuyo me enseñó que la vida
siempre es algo más que vivirla;
quizás aprendí de tus pupilas
a contemplar más de cerca las mías.
No quise perder de vista
ni tu llanto, ni tu alegría;
no quise abarcar con mi rima
la historia secreta de tus manos frías…
Ser tuyo me enseñó que la vida
siempre es algo más que vivirla…
Anuncios