Prematuros
van los hijos de la esperanza
con sus encéfalos heridos;
hechos de humo,
como un baile que vacila
entre la noche y sus olvidos…
Prematuros
como el amor al que pusimos toda el alma
para acabar con todos nuestros maleficios.
Prematuros
como el minúsculo dios de ojalata
que ya no siente orgullo por nosotros, sino hastío…
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