Dos cafés que me revientan
los deseos de vivir,
una gota de veneno
entre mis huesos;
es la herencia que añadiste
a mi epicentro…
Un sólo té que me devuelve
a las ganas de existir,
el frágil vuelo,
mi único acierto;
esa es toda la fuerza que añadiste
al desencuentro.
Dos cafés que me revientan
estas ganas de seguir…
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