Nunca fui de rendirme,
lo sabes desde el principio;
desde que latías tan diferente
pero ya eras mía y míos tus celos emotivos.
Nunca fui de rendirme,
lo sabías desde el principio;
desde que abandonabas, a medio camino, los puentes
y hasta tus sentimientos preferidos.
Nunca fui de rendirme,
lo sabes porque siempre te he tenido.
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Es loable, un hombre que nunca se rinde siempre tiene el placer de conseguir sus sueños.
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