Nadie es dueño de la verdad,
más de una vertiente en realidad;
al final todo el mundo miente
y siempre hay algo poco consecuente.
Nadie es dueño de su sinceridad,
de la poca que le quede;
tampoco de su maldad
o de todo aquello que le duele.
Nadie es dueño de la verdad,
más de una vertiente al difamar;
al final, todo el mundo puede
crear un titular aparentemente convincente…
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