Podría confesar, mirándote a los ojos,
que aún me siento capaz de amarte;
que, aunque hubo más amantes,
les podría llegar a olvidar…
Que, incluso, sería capaz de perdonarte
aunque sea yo quien no pide tu perdón;
será acaso algo muy malo no saber arrepentirme
sabiendo que nuestros males no los he causado yo,
que me vi solo y demasiado triste;
que tuve que seguir tan seductores pasos con devoción.
Podría confesar, desnudo entre tus manos,
que aún me sé capaz de no dejarte;
que aunque hubo más amantes
les podría llegar a alejar…
Que, incluso, sería capaz de sujetarte
cuando tu fe se vea herida de razón;
será acaso algo muy malo atarme a mis constantes
sabiendo que mi venganza clausura sus desmanes hoy,
que ya no me siento tan triste;
que justamente ahora es cuando comienza la ascensión.