Compagina tan bien
tu inocencia con mi piel,
mi pecado y tu manera de ver.
Compagina esta miel
agridulce y perfecta a las diez,
cuando te desnudan mis manos otra vez.
Compagina tan bien
tu inocencia con mi piel,
mi pecado y tu manera de ser…
Tanto que mi hogar es la tez
de los sueños que aprendí a querer;
mientras aprendía a recorrer
los breves centímetros de tu gravidez.