Escucho tu alma
encerrada en un mensaje de voz,
esta vez ni cumpleaños ni amor,
ni beber hasta un próximo sol…
Esta vez de vuelta al horror,
a lo, infamemente, poco que nos quedó.
Pero te pienso con honor
y aún escucho tu canción;
porque aunque avance el corazón
se conserva intacto tu latido en mi interior.
Escucho tu alma
encerrada en un mensaje de voz,
esta vez no se hará ningún amor,
ni se perderá la compostura con la seducción…
Esta vez de vuelta al horror,
a lo, crucialmente, poco que se salvó.
Nueva Guatemala de la Asunción 2 de octubre de 2,020
MESSIERAL