No me hacía falta el caos para poder escribir,
cuando estaba tranquilo y en paz,
mis versos fluían con cada latir
y la sequía no hacía parte de mí…
A dónde se han marchado tan buenos tiempos,
a dónde el ganador que alguna vez fui;
a dónde se han ido mis fuerzas para soportarlo,
a dónde la facilidad que siempre tuve para huir…
Nueva Guatemala de la Asunción 5 de octubre de 2,020
MESSIERAL
son las musas caprichosas
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