Hasta parece que no soy tan infeliz,
hasta parece que jamás lo he sido
y mi voz pronuncia coplas llenas de un amor
que pareciera habitar mi corazón ennegrecido…
Sólo una sombra de todo aquello que fui
y las cicatrices necesarias para el alma;
sólo una historia que debiera no existir
y una lágrima que mi ojo no derrama.
Hasta parece que ahora mismo soy feliz,
hasta parece que este dolor no fuese mío.
Hasta parece que no soy tan infeliz,
hasta parece que algo ahora será distinto…
Sólo una sombra de todo aquello que conseguí
en pos de los pecados de mi alma;
sólo una historia que debiera reescribir
y una lágrima de compunción innecesaria.
Nueva Guatemala de la Asunción 12 de octubre de 2,020
MESSIERAL