Te conozco, como nadie sé que te conozco,
y no me refiero a todo lo que es más que obvio;
en cambio, me refiero a lo que está detrás de tu escenario.
Y esas lágrimas antes de dormir, te juro que quisiera poder evitarlas,
amarte mejor, ser una mejor parte de tu forma tan particular
de vivir, de entender, de revelar y de crear…
Te conozco, como nadie sé lo que te adoro.
Nueva Guatemala de la Asunción 6 de diciembre de 2,020
MESSIERAL