Veías el péndulo tan fijamente,
sentías el vértigo dentro de ti;
algo desactivaba tu mente,
te dedicabas a respirar y a latir…
En uno de esos viajes te conocí.
Emitía un sonido condescendiente
con el que fácilmente te convencí;
desearte encendía mis líneas divergentes
y al unísono todo el fuego ardía en mí.
En uno de esos viajes permanecí.
Veías el péndulo constantemente,
algo te condujo a mí;
algo conmocionó mi suerte,
me dediqué a contemplarte, a ser de ti.
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