A penas comienzan las horas siguientes
en las que no sabré de ti, en las que no debo buscarte;
a penas comienzan y ya extraño tus sintagmas nominales.
Estaré haciéndole el amor a otras, si es posible,
enseñándoles que el deseo no es el único disfrute;
pero no dejaré de pensarte, no dejaría de amarte.
A penas comienzan las horas hirientes
en las que no sabrás algo de mí, en las que no debes buscarme;
a penas comienzan y ya me acaricias con lo inconfesable.
Estarás haciendo el amor conmigo de la forma más significante,
suspirarás tanto en mi nombre, gemirás, serás el horizonte
hacia el que viajen mis versos y también mis acordes.
A penas comienzan las horas más crueles
en las que no sabré de ti, en las que debo resignarme;
a penas comienzan y ya extraño nuestras más dulces verdades…
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