Disfrutábamos juntos el frío,
nada nos detenía;
desde el mirador todo parecía tan lejos,
tan inoportuno, tan sombrío
y a los besos nuestra pasión lo resolvía.
Bastaba la calidez de dos sagitarios
tan faltos de infancia;
tan amantes, tan infinitos,
tan diciembres, tan exquisitos
y esos besos con tanta elegancia.
Disfrutábamos juntos el brillo,
nada nos detenía…
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