Resuenan frágiles
las lágrimas del cielo
sobre el asfalto inerte;
son las mismas calles
por las que caminé contigo,
eran tiempos crueles
pero estabas aquí conmigo.
Después de la tragedia,
del desastre que he cumplido,
de las miles de afrentas a la vida;
lo hemos conseguido,
el amor ha sido más grande que la herida.
Resuenan débiles
los rencores venideros
sobre el escenario perenne
de nuestra misma suerte;
ya no somos los mismos de antes,
aunque aún somos los mismos amantes
fabricando un hogar hermoso con este febrero,
serán dulces sus mieles
y nos mudaremos a lo más cercano del gran amor eterno.
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