Yo era el desastre de siempre,
ella la consentida de un milagro;
yo me acerqué nada silente,
ella respondió con un abrazo.
Yo era el desastre de siempre,
ella un breve sabor amargo;
yo acaricié su vientre,
ella tembló entre mis brazos…
Yo era el desastre de siempre,
a ella el amor se le escapó susurrando;
yo tarde en corresponderle algunos meses,
de inmediato se fue entregando.
Yo era el desastre de siempre,
ella la prometida del desamparo…
Blog Oficial de Messieral
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