Una noche de dos mil siete
vi a un ángel negro
caminando sobre el barro;
sus pasos ya cansados
levitaban por encima del pantano.
Y le perseguí unos cuantos metros
antes de perder su rastro;
antes de la sangre bajo mi antebrazo
y la luna cruel en infinito sollozo amargo.
Fui testigo de su averno,
fui mundano en su palacio
y antes de decir su nombre vi sus manos…
Una noche de dos mil siete,
yo fui un ángel negro
caminando muy despacio;
sin tocar el piso,
apenas volando.
Blog Oficial de Messieral
Anuncios