De color verde se posó mi deseo sobre tu abdomen, lo tuve claro desde el principio; merecía la pena enredarme en tu cuerpo de herbáceas rutinas con tal de escapar de todo lo incomprensible…

Una vez te escuché de madrugada crujir como hojas secas bajo mis pasos, tan obstinados y apresurados; una vez quise ser una segunda versión de mí en esta misma dimensión para poder amarte como mereces, para poder buscarte y quedarme junto a ti…

Mi jardín es otro arte, uno mucho más frondoso que la mediocre forma en la que te conquisté; no me hace sentir orgulloso haberte hecho sentir en el alma y en la piel lo que nadie, lo que nadie; para un día acabar por dejarte, dejarte para nunca más volver.

Mi jardín es otro arte y aunque no tenga tu talle, ni la finísima figura de tu desnudez; algo más fuerte que yo, algo más grande que cualquier principio y cualquier fin me hace permanecer, me hace preferirle y elegirle, desde antes.

Una vez te escuché de madrugada gemir como hojas llenas de mis versos, tan obstinados y apresurados; una vez quise ser una tercera versión de mí en esta misma dimensión para poder seducirte como mereces, para poder acercarme y adorarte hasta morir.

De color verde se posó mi deseo sobre tu candombe…

— MESSIERAL