Fuiste un faro increíble, una verdad recurrente, un porvenir fascinante; uno que quizás no era para mí, aunque lo deseara de una forma tan grande.

Fuiste un latido de verdad en medio de tantas mentiras, el sexo matinal, el amor que no claudica, el cobijo emocional.

Un amor prohibido y tan valiente, tan consecuente y monumental, un amor prohibido y sin salida, uno que siempre volvimos a intentar.

Pero no voy a involucrarte más en mis asuntos, en mis problemas, ni en mis lutos; te soltaré la mano aunque me duela, aunque me mate un poco más.

Fuiste la luz en días complicados, el orgasmo secreto, el claroscuro de Dios; la desnudez que más he necesitado, el augurio de un año que me salvó de claudicar.

Sé que debí marcharme antes, que debí ser valiente para olvidarte; para amarte en silencio sin aparecerme en tu vida y menesteres.

Te soltaré la mano aunque me duela, te salvaré de mí y del daño que te hice con mi imprudencia. Te soltaré la mano aunque me mate un poco más la ausencia…

— MESSIERAL