Por un artificio poco convencional y poco serio recuperé mis ganas de vivir, en el momento de la asfixia vi a un ángel con heridas irremediables.

Fui testigo del derrumbe de su alma cautiva, le hice saber de la vida más allá de la caverna y no pudo con tanto, mi sombra le enamoraba, le hacía el amor como ninguno de sus fragmentos artificiales.

Cometí el error de querer verle feliz, quise gastar una broma al destino que con algunos y algunas se comporta como se comparte: equidistante.

Fui testigo de su hambruna de amor, de su sed de mi vicio delirante; fui testigo de su odio al rencor, de su pérfida flor, de su sexo culpable.

Cometí el error de querer verle feliz, quise gastar una broma al destino que con algunos se comporta como se comparte: horribles finales.

— MESSIERAL