Detuviste el juego que era mi alimento,
te hiciste una misma con el miedo;
tu conciencia fue un mal consejero
y yo estoy, de ti, cada día más lejos.
Soy un fantasma en tu aposento,
el más extraordinario de tus anhelos;
el orgasmo antiguo que será siempre el venidero,
mientras no me olviden tu espíritu y tu cuerpo.
Detuviste el juego que era mi alimento,
te hiciste una misma con mi aburrimiento;
tu conciencia siempre fue un mal pasajero
y yo estoy, de ti, cada día más lejos.
—Messieral