Porque, ¿para qué querría mucho más?
Si contigo ya soy dueño del mundo entero
y de todos aquellos que están por claudicar.
Una habitación, tus instantes: todos míos,
los mejores años, un sueño inquieto: El Gran Querer.
Tus desnudos labios, un amor vivo,
un beso a tiempo que nos hace estremecer,
ser los mejores cómplices en todo destino
y en la más romántica de las historias… Amanecer.
—Messieral
MercyVille Crest, 17 de octubre de 2,024
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