Tómame de la mano, justo ahora,
el mundo se va a enloquecer;
cuando navego por el catálogo de posibilidades,
nada se puede llegar a interponer
entre lo que nombro y lo que me nombra.
Camina conmigo entre las sombras,
siente nuevamente, comienza a suceder;
cuando deletreo cada letra de tu nombre
algo muy dentro de mí comienza a arder,
como si se tratara de la más intensa gloria.
Tómame de la mano, flota preciosa,
nos crece una nueva piel;
cuando navego por el catálogo de posibilidades,
nada se puede llegar a interponer
entre lo que asombro y lo que me asombra.
—Messieral
MercyVille Crest, 8 de enero de 2,025




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