Reflexión de Messieral sobre inteligencia natural, el uso artístico de la IA y el impacto de la actualidad en el proceso creativo.
Esta mañana he prestado atención a la rueda de prensa de Enrique Bunbury en México, en el marco del inicio de su nueva gira. De todo lo que compartió, algo me quedó resonando: la necesidad de seguir cultivando nuestra inteligencia natural, aún en tiempos donde la inteligencia artificial parece acapararlo todo.
Estoy de acuerdo con él. Aunque me fascina aprender sobre tecnología y sus aplicaciones, creo que debe usarse como una extensión de lo que somos, no como un sustituto. En mi caso, utilizo la inteligencia artificial en terrenos donde mi humanidad no se desarrolló: la ilustración. Me encanta construir instrucciones y prompts para que una IA visual interprete lo que yo imagino. Así, la tecnología se convierte en mi cómplice estética, decorando mis creaciones.
También, durante la madrugada, supe del fallecimiento del Papa Francisco I. No me estremeció tanto como el de Mario Vargas Llosa recientemente, pero sí me impactó por lo que simboliza. El rostro visible de una institución de poder desaparece justo cuando el mundo parece tambalearse. Esperemos que su descanso haga justicia al esfuerzo de haber querido actuar desde su humanidad.
Estos son tiempos complejos, pero fértiles, para quienes creamos arte. Hay confusión, sí, pero también espacio para nuevas formas, nuevos diálogos. La clave está en no fijar la atención en los discursos apocalípticos, ni en los pronósticos de los borregos que se alimentan de medios malintencionados. Nuestra visión, nuestra sensibilidad, sigue siendo nuestra herramienta más poderosa.
—Messieral
MercyVille Crest, 21 de abril de 2,025
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Messieral 
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