Obluminare es el nombre que recibe esta colección ideada por Messieral, de aperturas íntimas, umbrales oscuros encendidos por la necesidad de recordar lo esencial: que toda luz auténtica requiere primero descender. Aquí se compilan momentos de transmutación, donde el cuerpo deja de ser refugio y la sombra se vuelve herida fértil. No se trata de iluminar el mundo, sino de arder para sí, desde adentro, desde el borde mismo del abismo.
Cada entrada es una declaración de supervivencia estética. Una suerte de sigilo grabado a fuego lento.
La última prueba solitaria. Nuestras manos separas de sí mismas, nuestros deseos; lo que nos protege, lo único más grande que nosotros. La historia que nadie jamás comprenderá, lo que ya no explicaremos. Un sueño que emerge de vidas anteriores y decisiones consecutivas. Un rebaño de hilos que nos unen y nos seguirán haciendo inseparables. Fuego, duende, bosque; magia, palabra y arte.
Todo pasará, todo es parte de un plan necesario para conseguir despertar y renacer en renovadas tardes en las que atender a la contemplación y a la eternidad.
Pequeñas luciérnagas vuelven a la vida,
como antiguas representaciones cósmicas
de la verdad asomándose a los ojos de una llama;
el bosque guarda la historia preciosa
de almas que, juguetonas, aún perpetúan icónicas
historias por verse; y por ocultarse de quien se asoma
a la curiosidad fatídica de quienes tan sólo despiertan,
una a una, durante todas las mañanas de su vida.
—Messieral «Qui Obscurat ut iluminet»
MercyVille Crest 10 de junio de 2,025
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Messieral 
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