Reflexiones de Artista: Resistencia, Rebelión y Liberación a Través del Proceso Creativo


A raíz del estreno de Cuentas Pendientes, el décimo tercer álbum solista de estudio de Enrique Bunbury (el cual recomiendo escuchar con atención y apertura), algo muy profundo dentro de mí ha estallado. Una certeza exquisita se ha reactivado: siempre he sabido cuál es mi camino.

Aunque en ocasiones, por motivos loables y en otras por patéticos errores humanos, me desvié de mi ruta, hoy puedo decir que estoy a tiempo y con la energía suficiente para abrazar mi propósito existencial en toda su magnitud.

Desde siempre, he percibido el arte como un acto de resistencia. Crear en un mundo que continuamente intenta uniformarnos, es resistir. Crear auténticamente, es rebelarse. Crear honestamente, es liberarse.

El camino del artista no es una línea recta ni un destino simple. Es un tejido complejo de luchas internas —entre miedos, dudas, pulsiones— y luchas externas —contra los sistemas de control mental, las convenciones sociales, los moldes que nos imponen y la opinión general.

En cada paso, en cada desvío, en cada caída, se revela una verdad: el arte auténtico no se doblega

Creo que el despertar de la conciencia en el artista marca un antes y un después. Es entonces cuando el potencial real emerge, cuando la creatividad deja de ser un capricho estético y se convierte en un motor vital.

Cuando se despierta, se aprende a pescar desde el fondo de uno mismo —esa referencia hermosa a la que David Lynch llama «atrapar el pez dorado«—, el pez de las grandes ideas, las visiones que pueden cambiar no sólo nuestra propia vida, sino la de quienes nos rodean.

Hoy, tras este estallido interior, tengo claro lo que sigue. Tengo claro hacia dónde voy. Y aunque nunca llegue a comprender del todo de dónde vengo, sé que llegaré a esa meta urgente que el arte y la existencia me provocan perseguir incansablemente.

Porque el arte no es solo un oficio. Es un llamado. Es un incendio interior que pide ser liberado.

Este es mi compromiso renovado: Continuar, sin importar cuántos sistemas intenten hacerme caer. Seguir escribiendo, creando, soñando, componiendo, cantando y desafiando. Ser fiel al artista que siempre he sido, incluso en los momentos donde el ruido exterior quiso hacerme olvidar.

Si estás en tu propio proceso creativo, si sientes ese fuego interno, quiero invitarte a que sigas adelante. El arte auténtico es uno de los últimos actos de libertad que nos quedan.

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—Messieral
MercyVille Crest, 25 de abril de 2,025


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