Me abrazo a mí mismo con ternura, hice el verso mejor de mi lógica medianera, ojos de rayo e inteligencia de la pura, nuestra cura, y esos balbuceos inocentes, ante los que yo, ya no evito suspirar.
Tu sonrisa sostiene el mundo que descompuse y lo repara con la paciencia de un sabio constructor, divides mi alma de la imperfección y es tu esmero rozar con tus labios mi mejilla, en un beso a todo vapor.
Lo mejor que puedo heredarte es el amor por las cosas importantes, el vino, la mujer, la poesía, la música, la noche y las cinco de la tarde, el mar, la vida, el cariño, la amistad, los sueños, la verdad y el arte, la elegancia, la decisión, la sonrisa y los paisajes, los besos baluartes, caminar, el don de la sorpresa, del perfeccionismo de siluetas, la capacidad de amar siendo real, siendo sincero y nunca sólo uno más…
Eres mi primera vez de tantas cosas, lo vital en mi interior, eres el rasgo luminoso de mi alma, la velocidad de mis latidos, la sincronía de mi sonrisa y mi lágrima arrepentida, mi salida, eres el rasguño que recibo si la vida te dolió o te entristeció, eres el mejor día de mi vida, el día con el nombre más hermoso…
Y es que tus tres nombres, y las nueve menos siete minutos, tu mayo dieciséis, y esa voz que me convence, que me aclara la imaginación prudentemente, son los únicos motivos que necesito para que valga la pena cada instante, son las únicas razones que me obligan, sin negociaciones, a no fracasar, más aún, si tus labios me pronuncian resonando mi nuevo nombre: Papá…
Luis Eduardo (Messieral) Ciudad de Guatemala 05/04/2016
Después de las mentiras
el amor no fue el mismo,
mutó en una criatura
con un cuerpo consumido
por el deseo de venganza
y el falso perdón tan descosido.
Y fue tal su mala suerte
que jamás volvió a ser el mismo,
se vendía en los cuarteles
del pasado en que fue abismo;
y por si fuera poco desgastó
su piel en la boca de un hiriente grito.
Porque es demasiado bello
el amor con sus destellos
para los que no saben amar,
para los que se ilusionan con poco,
para los que no entienden de estar
enamorados de uno sólo…
Después de las mentiras
el amor perdió su brisa,
mutó en una criatura
con cuerpo solitario,
repleto de la pena contraindicada
para amantes que esperaban un principio.
Porque es demasiado bello
el amor con sus cabellos
para los que no saben amar,
para los que se enamoran de poco,
para los que no entienden de estar
en cuerpo y alma para un mismo asombro…
Si amar no fuera complejo
quisiera afirmar que te vi
y fue bello abrazar el silencio,
guardar en mis ojos la imagen de ti.
Si amar no fuera complejo
quisiera creer que te di
un poco más que los inviernos,
un poco más que un jardín.
Porque quisiera entender
que mi boca recuerda tu ley,
que los horizontes se acercan a ver
si aún conservas la mirada de ayer;
y, así, poder corresponder a tu tarde entreabierta,
a tu asombroso poder para alejar de mi playa las tormentas…
Si amar no fuera complejo,
si nunca me hubiera enamorado de ti,
sino me hubiera decantado por tu fuego
dime qué sentido tendría vivir.
Un desperdicio de palabras
como una mala premonición,
nada decentes las prisas
con su sabor a decepción,
ni el cargo de conciencia posterior;
perdona pero herirte, esa, no era mi intención.
Juego de dados en Viernes Santo,
lady’s night de nuevo en un bel canto,
paseo de burbujas inofensivas
de camino al purgatorio y a la herida;
y yo esperando de ti todo lo que me abrigas.
Un contagio tan profundo de perdón inmediato,
bajo la persiana nuestro orgullo lava los platos
y bien sabes que somos tan parecidos, tan impulsivos,
tanto que el amor simplemente se nos entristece si es prometido;
todo cuanto late en mi voz es el miedo a no ser un buen testigo.
Pero antes de dormir todo me has de perdonar,
todo amor entusiasmado sólo a ti te he de entregar,
ninguna discusión ha sido un tema personal,
es tan sólo nuestra forma de saber hasta dónde nos podemos soportar;
cada vez que me encuentres, tranquilo, estaré amándote en la misma ciudad.
Un desperdicio de emociones
tan poco emocionantes, de ocasiones,
una recompensa al final de cuentas,
la misma vida, las mismas reglas;
eres lo más importante en mi vida
y es momento de que sepas
que eso a mí, de mil formas, me completa…
Si alguna vez un corazón
fuera capaz de no sentir,
seguramente la razón
sería un vicio de insistir
sin encontrar la solución.
Si la esperanza volviera a fracasar
y las palabras se acostumbraran a callar,
yo seguiría buscando la manera
de acercarme a ti, sin renunciar,
a la idea de confesar que nunca te dejé de amar.
Si alguna vez una intención
no nos inundara de pasión,
de qué podrían servir los besos
o morir al lado del amor;
si alguna vez una canción
no me llevara hasta tu voz.
Si alguna vez, pequeña flor,
yo te olvidara sin compasión,
si alguna vez a la poesía
se le olvidara que eres mía,
si alguna vez la decepción;
yo moriría en mi inmersión,
resignaría mi salvación…
Ojalá que mi amor ceda calor
y la mañana aquel color
que tu paleta libre del dolor
y te recuerde quien soy yo…
Se acostumbra tanto la piel
a las caricias que frecuenta…
Que en términos válidos puedo afirmar,
como quien afirma con noble experiencia,
que la soledad no trae alivio de amar
y tampoco amar debería estar tan mal.
Yo he amado y con cada partícula de amor
construí promesas que nunca mentían;
el problema despertaba sin una buena razón,
pero despertaba y sacudía a las tormentas mismas
con su injusta presencia cuando aparece entre dos.
Nunca supe a dónde van los besos que se olvidan,
los insuperables y los que se han disfrutado tanto,
nunca supe a dónde van las calles o las avenidas
en las que has dejado el corazón sin siquiera notarlo;
es posible que sin pensarlo demasiado
pueda afirmar con toda honestidad
que amar para mí nunca ha sido extraño,
que en realidad nace tan necesario en su modalidad
de viento fresco que acaricia sin mostrar sus manos.
Yo olvidé algunos recuerdos que creí imposibles de olvidar,
yo juré amor eterno a quienes no amo más,
si he sufrido quizás no ha sido demasiado,
si he llorado quizás fue por lo que no pude tener;
y una vez hubo un alma que me hizo eterno,
entre sus manos todo el tiempo fui un hombre bueno;
ahora está más hermosa que nunca y siempre lejos,
porque la historia que escribimos era temporal;
me ocurrió otras veces que sin presentirlo
escribí historias eternas nacidas de un luengo gemido.
No tengo todas las respuestas,
pero si pienso en amor me desconcierta,
he sido tan feliz, he besado tantas lunas nuevas
y aún así en este invierno sigo estando solo,
al centro de una historia que se recupera,
que no sé lo que promete y que a mi alma espera;
y la verdad es que amar no debería estar tan mal,
la aurora quizás debería ser un poco menos boreal
así como el solsticio del romance que recuerdo
que es un momento eterno que perdí y que aún lamento,
sobre todo en las noches de invierno
cuando no hay versos que me traigan de nuevo sus besos,
ni el tiempo en el que fui tan feliz viviendo entre tantos reinos…
Se acostumbra tanto la piel
a las caricias que frecuenta;
que ya no sé si pertenezco
a mi cuerpo o a varios dedos.
Una lágrima pequeña de ébano
se ha venido a posar justo a tu izquierda,
por debajo del ojo que siempre me ve llegar,
justo sobre la sonrisa que me hará nombrar
uno a uno cada milagro que provoca tu mirar.
Yo estoy desobedeciendo a mis instintos,
insisto en quedarme y es por ti, sólo por ti,
no existe morada, palacio alguno o mentira
que sea capaz, ya, de confundirme lejos de aquí,
de este sitio en el que oculté el tesoro hermoso
que te nombra cada mañana cuando nacen mis ojos.
Invocaré a mil aves celestes si se parecen a tu luz,
en asombro de magia esculpirán los ruiseñores un momento
y en ese momento sé que te veré feliz,
cantando y latiendo al centro de mi cicatriz.
[Viviré en el viento que roce tu piel de valiente
y si acaso es morada la luna te amaré a contracorriente.]
Una lágrima pequeña de ébano
se ha venido a posar justo a mi vera,
por debajo del ojo que siempre te espera,
justo debajo del puente que nos trajo a este mismo lugar
y figura en un río de estrellas el amor que me enseñaste a amar…