Más me vale la soledad el día que ocurra, el día de la huida, y las lágrimas en una sola mejilla; que la otra es para mis muertos: por si un día se muere el gran amor de mi vida.
Más me vale el silencio cuando habite la bruma, cuando el salto al vacío acabe con mis ruinas; que la otra sea para lo incierto: por si un día vuelve el gran amor de mi vida…
Más me vale la sangre lejos de otra arrumba, de otra noche y de cualquier otra herida; no sea que cometa el sacrilegio del poeta que siempre quiso olvidar sus líneas.
Die Unterwelt, 2 de enero de 2,021
MESSIERAL