Tenía sus ojos fijos en mis letras,
hasta parecía que yo tenía algo importante que decir;
tenía en su mente una voz rotando por sus ideas,
hasta parecía que se parecía un poco a mí.
Y no fue el silencio, tampoco la casualidad, ni la mentira,
ni el espejo, ni las noches en que todo se termina;
era un poco más de la gravedad, enfrentándose a los cuerpos,
culpable de conservar aquel mismo libro abierto.
Tenía sus ojos fijos en mis letras,
hasta parecía que yo tenía algo importante, algún cometa;
y me rendí ante la arena de la playa por la que aún camina,
hay días en los que no estoy hecho de carne y saliva pero sí de perspectiva.
Y no fue el silencio, tampoco la soledad, ni el autoestima,
ni el epicentro, ni las madrugadas en que todo se aproxima;
era un poco más de la gravedad, enfrentándose a los cielos,
culpable de conservar aquel mismo recuerdo de un invierno.
Tenía sus ojos fijos en mí,
hasta parecía que tenía algo importante que sentir…
©®Messieral | messieral.com
Ciudad de Guatemala 12 de junio de 2,017
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