Lloverá sobre tus manos el recuerdo de los ríos; cuando en tu nueva vida no encuentres el orgasmo mágico que prometí que recordarías cada día, e incluso ese previo a regalarme tu mentira; a regalarme tu falso olvido…
Lloverá sobre tus manos y no sabrás con exactitud si tal recuerdo accidentado vino de tu entrepierna o de tus lágrimas; del rocío que añadirá la madrugada a mi ataúd o del arrepentimiento más hermoso de toda tu vida.