Los viste bailar, a todos tus sueños más grandes cumplidos,
los viste maullar, a todos tus antojos preferidos cumplidos…
Era la hora de cumplir tus caprichos,
del verbo y el mar al que quisiste ir,
fue la hora de todo lo que tú querías,
pasaban por ahí, delante de ti,
cada momento y tesoro de rubíes…
Los viste danzar, en un pie y a tus pies,
los viste crecer, hasta el cielo llegar,
como un manantial de imposibles
ahora posibles que se quedarán…
Era la hora de tu mejor suerte,
del confort tan inerte,
de la trampa mortal,
de las colmenas de oro en tu nombre
y el abanico de anhelos cumplidos,
de una toronja perfecta en sabor,
la que siempre habías querido…
Los viste abrazar, a cien brazos todos los caminos,
los viste burlar, a las sombras de la imposibilidad,
los viste gritar, de placer que ya no es contenido,
como un torbellino de suerte y billetes
ahora en tus dedos, ahora en tus manos, en tus viajes de ensueño…
Era la hora de tu salvación tan perdida,
de tu golpe en la herida, de cura temporal,
tus sueños cumplidos de tiempos promiscuos,
los viste bailar y danzar, correr y crecer,
los viste burlar y abrazar, y pasar y gritar
en tus pesadillas a todos por igual…
Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 18/04/2016