La ciudad aún nos debe una hilera de besos
fermentados en agrio licor;
no es lo mismo el inmenso cansancio
que exiliar de tu cuerpo mi ardor.
No es lo mismo mirarte a los ojos
que perder el tiempo atendiendo al dolor,
no es lo mismo buscar sin antojo
las ganas de sentir el amor.
La ciudad aún nos debe una hiedra sin frenos
que acorrale nuestro espacio a color;
no es lo mismo el placer necesario
que llorar sin tu cuerpo un rubor.
No es lo mismo adorar tus cerrojos
que perder el aliento fingiendo candor…
Blog Oficial de Messieral
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