Tanto me has llegado a conocer que sabes que prefiero desatar el silencio indiferente que decir por decir y llegar a la mentira innecesaria.

Tanto me has llegado a conocer que sabes que prefiero soñar entre tus pechos hasta tarde que hacer el mínimo esfuerzo por cosa alguna que poco me interesa.

Cuando te desnudo los arreboles más hermosos iluminan nuestra habitación, estás hecha de tantos sueños que tuve, envuelto en una corriente de exquisito frío, cuando la vida sabía a la más pura ilusión.

Estás hecha de las cinco de la tarde y de tantos paseos que no hice de tu mano, de tantos soles ocultándose lentamente en el infinito de tu piel que desde siempre me invitaba a quedarme a vivir.

Estás hecha de mis veintiocho años en los que creí que iba a morir y de los dieciocho cuando llegué a ser el hombre más feliz.

Estás hecha de mis diecisiete años y su exquisita intensidad y de mis veintisiete cuanto la debacle, cuando no quedó más nada que perder y aún así lo perdí…

Tanto me has llegado a conocer que sabes que después de odiar mi vida ahora la amo más que nunca y al placer de tenerte en ella.

Tanto me has llegado a conocer que sabes que ahora agradezco todo eso de lo que tú estás hecha…

— MESSIERAL