Categoría: Poesía Messieral

Lo haré mejor y será por ti,
por la ternura de tus caderas
avanzando en su cadencia frente a mí;
por la juventud de tus cometas,
por permanecer por siempre justo aquí.

Dejaré a un lado el orgullo y la soberbia,
me disculparé con el que fui,
recorreré sin temor esa otra senda
que con nadie recorrí antes de ti.

Lo haré mejor y será por ti,
por la comisura de tu almena;
me disculparé con las conquistas que infringí,
sellaré la paz con cada afrenta,
me dedicaré a quererte y desnudarte hasta morir.

Lo haré mejor y será por ti,
por tenerte una vida entera siempre más cerca
del milagro de sentir que mi retorno es junto a ti…

— MESSIERAL

He anhelado tu presencia desde la última vez que nos vimos, desde el último adiós que supo a demasiado.

He anhelado con sutileza tu escenario de las tres cada domingo, desde que fuimos dos tan enviciados.

He anhelado tu inocencia desde la primera vez que nos cumplimos, desde el último sol que supo a necesario…

— MESSIERAL

En mis planes nunca estuvo encontrarte,
ni dejarte escribir tus versos sobre mi piel;
en mis planes nunca estuvo enamorarme
de ti, en repetidas ocasiones, cada siguiente vez.

En mis planes nunca estuvo desnudarte,
ni convertirme en tu más íntimo placer;
en mis planes nunca estuvo conquistarte
con mis manos tibias recorriéndote después.

En mis planes nunca estuvo emocionarme
por necesitar constantemente volverte a ver;
en mis planes nunca estuvo confinarme
en la desnudez de tu sexo, flor de nuez…

Pero qué más dan mis lejanos planes,
ahora que te tengo sé morder,
con dientes afilados, lo importante,
ya he dejado de perder…

Porque qué más dan mis antiguos planes
ahora que te quiero comer
por el resto de las vidas consecuentes
en las que siempre te buscaré.

— MESSIERAL

A condición de no quemar
nuestras antiguas embarcaciones
antes de alcanzar nuestros cuerpos
en la soledad que hará, a placer,
de habitación y refugio en el que amar.

Volvería a la solemnidad
de tu gloriosa sonrisa silente,
que esboza el vertical milagro
tras el que solía siempre descansar;
nación subterfugio, ave rapaz.

A condición de besar;
animadversión, necesidad, superstición;
te espero en la escena final…

— MESSIERAL

Un mensaje común
y aún te mueres de amor por mí,
aún me haces sentir el azul
de los cielos en que te conocí…

— MESSIERAL

Pondrá tanta atención a cosas insignificantes, al estrés de cada día y a verdades que no son…

Te sentirás de lado, al margen del amor, iniciando otro febrero con mala premonición.

Te entrará la rabia, solo en tu habitación,
buscabas un refugio y todo se disolvió.

Pondrá tanta emoción en cosas poco importantes, te mentirá a la cara, termina la ilusión.

Te sentirás cansado, al margen del amor,
buscarás subterfugios donde sanar del dolor.

Te encontrará otra cara, otro cuerpo, otra canción; luego serás el malo, el ente sin corazón.

— MESSIERAL

Pasaría por tu ventana,
varias veces por semana
para cantarte algunos versos
a cambio de tu sonrisa que tanto quiero.

Me disculparía
por las palabras más frías,
por los evidentes sueños
que con impaciencia vi hacerse tan pequeños.

Pasaría por tu ventana,
sé que puede ser mañana…

— MESSIERAL

Te encontraré y el mismo vestido de la última vez volará libre al viento, cuando te desnudes de los miedos que nos interrumpieron.

Será otra vez de madrugada y escucharemos el latir de los océanos, detendremos el tiempo y nos quedaremos a vivir en su grandeza, que es tan efímera, como una primera vez que se desaprovecha.

Te encontraré y el mismo gemido de la última vez se abrirá paso por los cielos, los lagos e incluso por el 307 de la misma habitación; en la que nos creímos eternos.

Será otra vez de madrugada y escucharemos el latir de los cuerpos, avivaremos el fuego y nos quedaremos a vivir en su colmena, que es tan efímera, como una siguiente vez que nunca llega…

— MESSIERAL

Me esperarás en el verano de tu sonrisa
sabiendo que no soy libre por serlo de más,
me esperarás en el verano de tu sonrisa
y me pedirás que guarde silencio, me escucharás.

Seguiremos enamorados y prohibidos,
enredados en las ganas de volver atrás;
de gritar que no, responder jamás,
de frente al altar de lo divino y clandestino.

Me esperarás en el verano de tu sonrisa,
la vertical de la delicia aún conservarás;
que yo no sé conservarme a salvo de tus caricias
cuando acaba enero y tú no estás.

Seguiremos enamorados y prohibidos,
aparcados en nuestro espacio de ojalás…

— MESSIERAL