Unidos por un destino de varias vidas y desvaríos nuestros, cubiertos por una misma piel en la que yacen tantos versos que vuelven a la vida, solamente, bajo la luna llena del ritual de nuestros cuerpos.
Ahí alcancé mi destino, ahí fui uno más entre los poetas del mundo, ahí conocí la femineidad de todas las fantasías que me acompañarían, de allí hasta el final.