Su Merced

Tan sofisticada por la vida,
con paso tan firme pero ambiguo,
desperdiciando una propuesta seria de amor
por ir detrás de los huesos de perro
a los que no quisieron los zopilotes
prestar ni un rato de atención.

Tan ruda se rompe a llorar,
se pregunta una y mil veces qué pasa,
no se da cuenta que el gran error
es que justamente no pase nada.

Pero se cree la más guapa,
la mejor, la que está más buena,
cree que tiene experiencia,
que todos son unos tontos
y que ella es la reina,
se cree la más elegante,
la más pensante,
se cree tantas cosas
que cuando se estrella en su desastre
sigue creyendo, incluso, que no es la culpable.

Pero qué vas a saber de vivir,
si el horizonte jamás te besó la cara,
si vas a acabar sin motivos ni esperanza,
has estado sola, como sola la balanza
que pende de la justicia irredenta
en aras de idiotas patrañas.

Pero qué vas a saber del amor o del sexo,
si mostrarle el cuerpo desnudo a cualquiera
no es que sea la prueba más bella del mundo,
ni de la inteligencia, ni de la fineza que pregona su Merced,
comprende que nunca te lo hicieron bien, ni lo harán,
que nunca te amaron con sinceridad, ni será,
comprende que el amor es capaz de amansar torbellinos
y que tú no conoces ni una pizca de él, que no te amó nadie
si no se dejó los orgullos y caprichos por tu felicidad,
que no te lo han hecho bien, que del sexo no sabes un pez
si nunca te mordieron los tobillos y lloraste desnuda de tanto placer…

Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 14/05/2016

Libídine Expertiz un Día de Muertos

Sucedió la tarde del día de muertos, a las cinco y doce minutos de la tarde. Ese día nos encontramos temprano en la mañana, me miró en el umbral de mi puerta, la tomé por la cintura y la atraje a mí…

–Hola doncella tienes las líneas de dientes con que quiero drogarme
y la lengua que quiero atestiguar-

Sonrío con las mejillas enrojecidas, tomó la base de mi cinturón y caminó dentro de mi casa con la mano ocupada, entró en mi habitación cual si fuere propietaria, se sacó las botas de cuero y el sombrero de negro dragón, las plumas de zafiro no eran nada comparados con sus cabellos de capricho. Aparcó en mi cama.

Me encantaba con su magia y con el iris en sus ojos tan negros, como los prefiero, esa tez blanca de albinas flores y el aroma inolvidable, más que elegante, de guerrera insumisa. Se llamaba más bonito que todas, diabulous in música era su favorita y me miraba con esa risa tan herida, con esas manos tan vacías, con esas ganas de llenarse de mí. Y la llené…

Besaba tan elegante, tan portentosa, tenía los labios sumidos en un encanto crepuscular y el movimiento de su beso era cadencia de serpentina sensualidad, su aura seguro era de rojo con acres visiones, no puedo negar que nunca pude jurar en su presencia cosa alguna, toda su imagen perfecta e imperfecta y su fríos cometas me llenaron la vida de mordaces tardes inmortales.

La desvestí como el expertiz en que me convirtió la vida intensa, de frente a su cuerpo desnudo supe que no hay nada más perfecto, ni pechos más exactos, ni caderas más extremas, que no hay droga más meticulosamente diseñada para los delirios de mis ganas.

-Mécete sobre mi cuerpo como si fueras la luna pendiendo de un hilo,
lo que sentirás entre tus piernas te hará olvidar por un rato el abismo-

La sostuve entre mis brazos por un buen tiempo y la pared resistió con cada golpe de cuerpos en ella, la intensidad fue más que fuego, era sortilegio maléfico de refulgente apetito. No saciados seguimos, continuamos, nos devoramos del centro a los extremos, nos besamos elegantemente y con la cadencia de una composición seráfica. Sudamos fortuna líquida y nos entregamos de manera tal, que no quedara apocalípsis en  agenda, nunca me llamaba por otro que no fuera el segundo de mis nombres. Sin duda, ella tenía un nombre más bonito que el de todas.

Conocía los prodigios de las estrellas, no le tenía miedo a la muerte y supo adaptarse a mi deseo, el sexo fue exquisito como un alimento extravagante en refectorio capricornio, se llenaba los labios de mí, me encendía con el roce a penas de las manos y su secreto lo he guardado en la cobija descorazonada de verdes neones medianeros…

En fin, lo que quería contar es que ese día, a las cinco y doce minutos de la tarde, aprendí lo que significa la palabra entelequía, cuando después del libídine, me leyó en la cama, me entalló su cara en la manga sin as de espadas…

© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Historias en Ascuas
Ciudad de Guatemala 09/03/2016

Muchas gracias por leerme,
les invito a leer estas otras historias en ascuas:
Fruto Único
Gelassenheit
That beach which made us love us more…

 

Mariposa Oscura de Pétalos Mortíferos

Valías más o menos la mitad de lo que no eras,
las penas se asustaban recostadas en tus abismos,
eras mariposa oscura de pétalos mortíferos…

Tus caderas eran litorales de agua fresca para hundirme,
tus piernas dos zancos inseguros, en la cuerda floja
de tu sombría y absurda manera de herirme.

La piel de la muerte era tu abrigo
y el diablo un amigo de tantos,
mortecina intención en tu paladar,
mariposa oscura, dañina y hermosa,
seductora y terrible manipuladora.

Tu elegante luna de tinta te decoraba,
me gustaba tu risa constante y densa,
me llenaban las arterias tus glaciares,
nómada en eso de fabricar altares.

Ahora tu recuerdo me persigue,
efímero y prudente, cada tarde
de marzo en la que te quedaste,
sin permiso ni respeto a habitarme…

© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Poesía
Ciudad de Guatemala 03/03/2016

Muchas gracias por sus ojos,
también les invito a leer estos poemas:
Elegir(te)
Al pan, pan y albino vino
La Blanca más Morena que Besé
Yo Escribo Para Usted

La fotografía: Mariposa Chupaleches, es propiedad y arte de Rocío Pardos a quien pueden seguir a través de su Blog: FOTOGRAFÍA ROCÍO PH y también pueden seguirla en su Fan Page de Facebook: UN VIAJE DE DIEZ MIL KILÓMETROS EMPIEZA POR UN SOLO PASO

 

 

Elegir(te)

Se puede elegir entre el bien y el mal,

yo siempre te he elegido a ti, y siempre será,
se puede mentir o decir la verdad,
a mí me encanta tu nombre saborear,
tú que no procuras versos en tus letras
tienes la debilidad creada para mis manos en tus caderas…

Camina frente a mí y esquiva el viento,
que el mismo Dios sepa que no te comparto, / (Que te poseo)
que él te creó pero que yo te he descubierto
y te he fundido a mi piel y a mi alma siendo
desde que nos encontramos un sólo amor.

Tú me salvaste del mundo y de mí,
tú le das sentido y luz a mi vida,
tus tiernos labios de rosa rubí
son la intensidad más grande que germina
en mi centro, hacia arterias del amor y sus promesas.

Te elegí desde antes de que lo supieras
y tuve miedo de dar el paso idóneo,
perdimos tiempo, pero no nos perdimos
y te tengo, y me tienes, me enamoras,
te adueñas de cada dosis de mi piel que procuras,
te adueñas de cada latido de mi sexo que inocula
a tu sexo de un veneno adictivo y tan sagrado,
tan pasional, tan sincero, tan nuestro y tan eterno.

Me elegiste a pesar de tanto, y de tonto,
me elegiste aunque nunca santo, ni perdido del todo,
me elegiste y te has quedado con cada voltio de mí,
me atrapas en tus brazos, cual niña a su amor eterno,
a su príncipe, que no azul, como las redes, que nunca sociales,
a su príncipe, que verde azulado, como las redes, que tejen amantes…

Mi vida entera será a tu par,
mi sangre enfurecida será tu mar,
que no distingo la diferencia de verdad
que tengo en la más grande emoción,
o en el verso más bello de amor,
y la que tengo en la más notable y perdurable erección,
la verdad siempre es, en todo momento y lugar,
mi verdad es ser el único en conocer de tu cuerpo cada lunar.

Tu corazón es un polluelo, tan sutil como coqueto,
que desviste a mi corazón, tan zorro, elegante y mimoso,
para adueñarse letra a letra de mi verdadera identidad,

soy desde ti hasta el infinito, eres desde mí hasta la eternidad.

Soy desde ti hasta el infinito,
eres desde mí hasta la eternidad,
porque nací desde el febrero nuestro,
porque naciste desde nuestro febrero…
© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Poesía
Ciudad de Guatemala 31/05/2015
Muchas gracias por sus ojos,
también les invito a leer estos poemas: