Miedo en tu cuerpo
que tiembla al sentir
el roce del cielo en mi pecho;
luces perpetuas, miedo a latir,
ávidos besos que nacen de un sueño.
Y susurro cerca de tu sexo,
lunas nuevas excitadas de luz propia;
como el día de nuestro último beso
cuando todo empezaba a forjar nuestra historia.
Arte erótico que aprendí a enseñarte
mientras instruía poemas en hojas de miel;
fiel caminante de una misma colmena al arder,
arte expansivo en un duelo de piel.
Pormenores adecuados del amor,
como mis dientes rodeando la piel
que recubre tu más tímida canción;
pormenores adecuados del dolor
como tus piernas atando mi cuerpo
a la cercanía del jardín en el que te conviertes en flor…
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Ciudad de Guatemala 10 de agosto de 2,017