Hace algunos años sonreía con la seguridad de que, sin importar nada, siempre podría volver a mi hogar; porque mi hogar se hallaba en la tinta que te decoraba el alma.
©®Messieral | messieral.com
Ciudad de Guatemala 5 de diciembre de 2,018
Hace algunos años sonreía con la seguridad de que, sin importar nada, siempre podría volver a mi hogar; porque mi hogar se hallaba en la tinta que te decoraba el alma.
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Ciudad de Guatemala 5 de diciembre de 2,018
Amplia es la acera de aquel bulevar
donde los amores comulgan del dulce manjar,
lúcida calle repleta de enigmas para contemplar
y unos brazos amables con tantas ganas de amar.
No hay final después del final,
siempre un poco de alguien
se queda a dormir en tu ciudad,
siempre un poco de ti viajará
hacia el hogar de alguien más…
No estarán hechas de poesía las noches,
ni los rincones de quien te verá,
no estarán hechos de amor los valientes,
ni los escudos que protegerán
pero insumisa su alma celeste
siempre te regalará toda su claridad.
No hay final después del final
siempre un poco de alguien
viajará a tu hogar en la ciudad,
siempre un poco de ti se quedará
a dormir en la ciudad de alguien más…
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 11 de febrero de 2,017
No he pensado con demasiada dulzura
esta noche de lunes sin la luna,
no guardo rencor a tu lluvia
pero el mundo me parece un lugar insuficiente;
y los besos que mi boca recibió,
y las manos que sané con mi vehemente
manera de mentirle a la mentira de estas heridas consecuentes.
No he sentido el frío ni el calor,
me he arropado en un abrazo indiferente,
de la malicia creativa de este arte
mientras noto al mundo bastante insuficiente…
Y a la cercanía entre los continentes,
y a los cuartos de hotel con historias inocentes,
y al amor entre los seres, y de enceres esos seres;
y al tiempo que tuvimos para burlar los polos
que opuestos repartían noches imposibles al resoplo
del viento cansado al centro del parafílico universo.
Insuficiente, a lo mejor, el tiempo para arder,
para amar, para ver crecer, para volver a creer…
—Pero si estás,
cinco minutos de una vez más,
te juro que bastará;
te juro que por variar
haré del mundo suficiente
y de su superficie
un buen hogar.
©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 1 de noviembre de 2,016
Enfermera quiero que se acerque aquí,
ayúdeme a huir, ayúdeme a salir de mí,
un antojo a hierbabuena en sus labios
me aderezan estas ganas de correr y de no ser
más piel por cuenta propia, pero sí en la de usted…
Enfermera alíviame, dame un suero configurado
para olvidar todo pasado, hasta antes de verte pasar,
y ayúdame a emprender un viaje tan lejos de todo,
un viaje tan lejos del mundo, de mi lado sedentario líbrame.
Hay un poco de formol en mi corazón,
lo puedes extraer con jeringuillas sin color,
puedes hacerlo latir otra vez, despiértalo,
puedes hacerlo reír de nuevo, bésalo…
Bésame el corazón con ese antídoto
que traes puesto en la mirada,
bésame la piel con esas drogas indecentes
que traes en las huellas dactilares, sálvame…
Enfermera este no es mi hogar,
este no es mi universo, ni mi mal,
este no es mi rascacielos favorito,
ni el color que puedo adivinar,
este no es el bien que prometimos,
llévame, bésame, quiéreme y no enfermaré.
Hay un poco de formol en mi conciencia,
lo puedes extraer con jeringuillas sin dolor,
puedes hacerla sentir otra vez, despiértala,
puedes hacerla vivir de nuevo, bésala…
Bésame la conciencia con ese antídoto
que traes puesto en la mirada,
que el coma profundo acabe esta noche,
bésame el tercer ojo con esas drogas terminales
que traes en las huellas dactilares, sálvame…
Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 27/05/2016
Beata veía la lluvia sangrar por la ventana,
se alzaba el espíritu con un té de mudanza,
tenía en el seno derecho el recuerdo de un beso
y en la planta de sus pies un camino secreto.
Beata lloraba en las tardes de junio,
lloraba tan fuerte que en su llanto gritaba,
le golpeaban el corazón como a una campana
de acero tan firme y tan vulnerable a galope en resonancia.
Tenía entre su cabello un cadáver dormido,
heridas a ella le nacían de un cuento prohibido,
la insatisfacción de vivir hizo lunas sin cielo
y muertas esferas el cóctel de su truco marchito.
La bestia le susurraba al oído terrores de miel,
un fauno comía por suerte en su misma sartén,
hace años que no escondía su aliento de tierra
ya no le temía a ese iracundo rumor de posguerra.
Beata le hizo el amor a la sucia apariencia
de un soldado marroquí tan anglosajón,
pero pidió un momento de libertad, se marchó,
inmarcesible su fuerza voraz y ocho nidos
de injusto vacío le hicieron volver al hogar.
Beata caía tan rápido a la vista del precipicio,
llevaba un rosario en la mano y el pecho encendido,
sabía que al final del abismo nacen alas y oblicuos,
que no se gime la ausencia sin anochecer cosidos
al vaho infernal que nos grita: Dejadme Tranquilo.
Llora solitaria un alma en pena,
aguarda, resguarda venas de comarca,
no mires abajo, no mires, no pierdas palabras,
no busques, no asomes, no urges bajo tu cama…
Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 19/05/2016
El breve recuerdo de tu cuerpo
es infinito e incorpóreo lamento
por dejarte marchar con el viento,
mismo viento socavando los cimientos
de un verano que no volverá a vernos,
de un verano del que hicimos vino y versos,
de un vino más añejo de lo que sería nuestro amor,
de unos versos en piel de posible que ya se me olvidó…
Y hoy respiro bajito sentado a la vera del mismo camino,
recordando el calibre que disparaban tus ojitos dormidos,
tus uñas pintadas de rojo aferrándose a cada motivo
que me hizo querer hacer patria y hogar en ese mismo lugar,
en esa misma cama adornada por tu cuerpo bonito…
Porque verte acostada y desnuda a mi lado
era más bello que encontrar un manantial inagotable de oro,
valía más susurrarte despacio, motivos de fuertes palacios,
para dejar descansar a la Diosa que anida, sutil, tu regazo.
Llámame cualquier tarde de enero
si me quieres invitar a escapar,
lo dejaría todo por ti, como ayer
te dejé por ir a buscar todo, sin más,
si acaso no quieres volver
sólo invítame a un último instante
posado en tus hermosos labios pluviales.
Porque verte acostada en la cama de nuevo
podría ser la respuesta final a mis inquietudes,
quizás el horizonte avanzaría constante si vuelves
en una barca de dulces cerezas cansadas
devolviendo el sabor a mi triste boca ordinaria…
Y haré patria y hogar en la cama que estés,
serán para mí, el mejor cuadro de Octavio Ocampo
tus desnudos soles y los mejores versos de Sabines
tus constantes sonrisas bemoles.
Haré patria y hogar, te lo juro,
en la cama en que reposes tu orgullo
y vuelvas a abrazarme con tus piernas, despacio,
dejando indeleble el amor al centro sereno
de nuestro desnudo e imperfecto paisaje impetuoso…
Luis Eduardo (Messieral)
Ciudad de Guatemala 11/05/2016
Hacerte el amor es tener
una rosa delicada entre mis manos,
es un paisaje favorito de mis ojos,
es un suspiro que no se apaga.
Es crear un boceto ideal con los óleos del infinito,
es cruzar entre tus piernas como ave pasajera que se queda,
que disfruta del sabor armónico del amor y se alimenta.
Hacerte el amor es fuego de estrella
y roce cometa de manos que se prefieren,
es borrar todo rastro de venenos polizontes,
es escarbar la tierra en busca de agua y hallarla.
Que me he sembrado por siempre
en el centro de tus besos, de tu piel,
que he hecho de tu alma hogar,
de tu cuerpo trinchera, de tu mar, más…
© Copyright – Messieral | Luis Eduardo – Poesía
San Miguel, El Salvador 06/11/2015
Gracias por sus ojos,
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