Como Jugando a Odiarte

Como jugando a odiarte
te veo a distancia  y desprecio,
de todos, el momento primero,
el instante preciso de encontrarte.

—Y juego, y que bonitos se ven tantos meteoritos cayendo sobre tu pelo…

Porque la pena no se cura con venganza,
en realidad se precisa de una receta mucho más compleja
y es el amor el ingrediente que dentro de la taza
no aparece, no está aquí, no vendrá a robarnos la esperanza.

—Y juegan, y danzan desordenadas, a mi lado, las mandrágoras imitándote las lágrimas…

Porque lloras y vaya que lloras al recordarme,
cuando piensas tanto que mejoré para conquistarte,
tanto que me extrañas, tanto que te duele este desastre,
es simple y sencillo cosechar lo que durante tanto tiempo tú sembraste.

—Y juego, y que bonitos se ven de gris todos los espejos rotos frente a ti…

Es un juego, no tengas tanto miedo, no te va lo de temblar,
solamente entre mis brazos pero eso ya no sucederá,
el amor ya no está aquí, ya no vendrá y no le dolerá,
está descansando tan tranquilo en la piel de los que ahora reirán.

—Y juego, y hierve el agua rancio que te va marcando las mejillas con su paso…

Es un juego y no una historia que preparaste para mí,
y juego, y que bonitos se ven tantos meteoritos cayendo sobre ti…

©MESSIERAL | messieral.com
Ciudad de Guatemala 26 de noviembre de 2,016

Silencio Híbrido

Por todo esto que no entiendo,
por lo mucho que te extraño
y por lo poco que te necesito,
tengo por obligación nombrar
que hasta hace unos meses
tú eras mi universo, mi verdad.

Pero como casi toda la belleza
que me hace sentir bien,
te alejaste poco a poco, una cometa
enredada entre los dientes del afán,
por inventar una explicación a una mentira más.

Y llueve tanto que desangra el viento,
me duele tanto no recordar sabor o verso
que dedicado a tu cielo, hoy me muerde
dejando un mal sabor sobre mis huesos.

Y llueve tanto que se estruja el ancho cuero
que durante tantas vidas protegía nuestro amor,
es mi tristeza superior, invertebrada entre tanto dolor,
sufren alabanzas prometiendo un nuevo infierno,
ya no sé cargar tu cruz, no sé seguir tu juego.

Me estoy desintoxicando de tus besos y el veneno,
me estoy entregando a las arenas del desierto,
como un caballero consciente de su destino:
Desfavorable pero con esperanza en lo divino.

Porque dentro mío ha nacido un híbrido,
que es mixtura entre esa parte de mí que te ama
y la que quiere dejarte guardada en un rincón de mi olvido.

Me he arrancado trozos de mi propia piel,
estoy construyendo con ellos un velero,
me voy a marchar a dónde tú no estés
y aunque no entiendas este sufrimiento
ya vendrá el silencio a darle explicaciones a tu cuerpo.

Messieral
Ciudad de Guatemala 01/06/2016